LOS RIESGOS DE SUPRIMIR LA CARNE EN LA DIETA INFANTIL

La restricción de alimentos de origen animal en niños y adolescentes provoca carencias que derivan en enfermedades como raquitismo, déficits neurológicos o baja densidad mineral ósea.

Según diferentes estudios de los que se hace eco la plataforma sectorial Carne y Salud, la restricción de alimentos de origen animal conlleva que el organismo deje de recibir diferentes nutrientes esenciales, cuyas carencias tienen efectos muy negativos para el crecimiento o desarrollo del organismo en la edad infantil o pediátrica (hasta los 14 años). Carencias como déficits nutricionales, que derivan en raquitismo, deficiencias neurológicas o baja densidad mineral ósea

Una dieta vegana, por los riesgos que comporta para la salud de los más pequeños, debe estar suplementada, cuando menos, por vitamina B12, vitamina D y yodo.

Otros nutrientes, caso del hierro, el calcio, el ácido docosahexaenoico (ácido graso esencial poliinsaturado de la serie omega 3 presente en el pescado) y el zinc deben valorarse de forma individual en cada persona.

Durante el crecimiento y desarrollo la alimentación, afirman los nutricionistas, debe ser variada y equilibrada e incluir todos los grupos de alimentos.

Bulos informativos

La creciente preocupación por la salud y el impacto que sobre ella tiene la nutrición, unido a una, muchas veces “indigerible” y no siempre veraz, cantidad de información, ahora más con las redes sociales, hace que cada vez haya más personas pendientes de lo que comen.

En este contexto, han cobrado una gran popularidad tendencias en alimentación como el vegetarianismo (que suprime la carne y el pescado) y el veganismo (que a la restricción anterior une la eliminación de huevos, lácteos y miel).

Sin embargo, las restricciones de productos de origen animal, ya sean parciales o totales, pueden comprometer el aporte de nutrientes imprescindibles, tanto en niños como en adolescentes.

Pese a ello, cada vez son más los infantes y jóvenes que se alejan, debido sobre todo a la influencia paterna, de “los patrones dietéticos variados y equilibrados”, subrayan en Carne y Salud, donde precisan que “existe una variedad de evidencia científica que apoya que la restricción de la carne de la dieta no es recomendable para la población infantil”.

La plataforma sectorial se hace eco de un reciente estudio, Vegan diet children and adolescents. Recomendations from the French-speaking Pediatric Hepatology, Gastroenterology and Nutrition Group, que concluye que los niños sometidos a este tipo de dietas deben ser remitidos a los profesionales de la salud, ya que pueden causar en ellos inevitables e importantes deficiencias nutricionales”.

Problemas óseos

Las mismas fuentes apuntan que otro estudio de 2019 ha demostrado que “las dietas vegetarianas y veganas suelen estar asociadas con una densidad mineral ósea más baja en comparación con las dietas omnívoras, toda vez que la restricción de ciertos alimentos en la dieta puede llegar a presentar una deficiencia de nutrientes, y, como consecuencia, una peor densidad en los huesos con el consiguiente aumento de fracturas”.

Daños en el feto

Adicionalmente, un estudio publicado hace unos meses en Critical Reviews in Food Science and Nutricion defiende que las dietas veganas y vegetarianas pueden estar asociadas a riesgos graves en el crecimiento de fetos y niños y pone en entredicho que las dietas veganas o vegetarianas “adecuadamente planificadas” sean tan apropiadas como las dietas omnívoras.

Al margen de las evidencias científicas, Francisco Javier Martín, responsable del Servicio de Gastroenterología del Hospital Sant Joan de Déu, señala que “existen casos reales en los que un patrón dietético restrictivo en la población infantil ha tenido daños graves, como hospitalizaciones por desnutrición y déficits neurológicos por un déficit importante de vitamina D, e incluso la muerte”.

Ley Savino

Para evitar estas situaciones, comentan en Carne y Salud, en Italia se ha llegado a presentar un proyecto de ley al parlamento, Ley Savino, donde se propone hasta un año de cárcel en caso de imponerle una dieta vegana a un menor.

La Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatológica y Nutrición (Espghan), junto con muchos especialistas, no recomiendan este tipo de dietas en esta etapa, mientras que otras sociedades, caso de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), indican que, “como cualquier otro tipo de alimentación desequilibrada, pueden tener consecuencias negativas sobre la salud y crecimiento de los niños y adolescentes”.

Nutrientes comprometidos

En las dietas veganas es esencial el monitoreo dietético regular por parte de profesionales de la salud, ya que, por ejemplo, en el caso de los bebés que siguen estas pautas de alimentación, las deficiencias de hierro y vitamina B12 son inevitables.

Además, aquellas personas que opten por una dieta vegana como estilo de vida deberán suplementar su dieta, en el mejor de los casos, con las ya citadas vitaminas B12 y D.

El imprescindible hierro

Asimismo, deberán hacerse análisis periódicos para determinar en qué medida precisan de un aporte adicional de calcio, omega 3 o determinados minerales, sobre todo hierro. En Carne y Salud explican que existen una serie de nutrientes esenciales que pueden presentar deficiencias en una dieta vegana en comparación con una omnívora.

Uno de los principales inconvenientes tiene que ver con la digestibilidad de las proteínas en la edad infantil. Al contrario de las fuentes dietéticas de origen animal, las proteínas de origen vegetal no presentan una alta biodisponibilidad (velocidad y cantidad con la que un nutriente es absorbido y se hace disponible en la sangre), lo que está relacionado con la presencia de la pared celular que dificulta la accesibilidad a sus proteínas.

Además, algunos alimentos ricos en proteínas vegetales presentan factores denominados “antinutrientes”, que pueden limitar la absorción de proteínas. Es el caso de los taninos (té), los fitatos (cereales o frutos secos crudos) o glucosilonatos (algunas verduras), entre otros.

“A esto se suma la circunstancia de que las proteínas de origen vegetal carecen de algunos aminoácidos esenciales, al contrario de lo que sucede con las proteínas de origen animal, consideras como proteínas de alto valor biológico”, dicen en la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).

En las dietas que prescinden de la proteína animal también se ven comprometidos minerales como el hierro, el zinc y el calcio; unos micronutrientes que ejercen múltiples y variadas funciones fisiológicas importantes.

En cuanto al hierro, su biodisponibilidad es mucho mayor (20%-30%) en alimentos de origen animal, como la carne, en comparación con el hierro del que disponen aquellos que son de origen vegetal (2-5%), por lo que estas dietas están expuestas a la deficiencia de hierro.

Suplementos alimenticios

En una dieta omnívora la mitad de la ingesta de zinc proviene de alimentos de origen animal, mientras que los alimentos de origen vegetal que contienen zinc tienen también fitatos y oxalatos que limitan su absorción.

Respecto al zinc y al hierro en niños veganos, según los estudios, una vez que finalizan la alimentación complementaria (a base de fórmulas de arroz o soja), necesitan que se les monitoricen los niveles de estos minerales y deben comenzar una suplementación si desarrollan déficit.

“Cabe recalcar”, apostillan en Carne y Salud, “que en los niños que ya no beban leche/fórmula de crecimiento los requisitos de hierro estarían cubiertos con la ingesta de carne.

Aporte de calcio

En cuanto al calcio, es necesaria la suplementación en niños cuando disminuya (como ocurre con el hierro y el zinc) la ingesta de fórmulas de arroz o soja, y de manera rutinaria en adolescentes”.

En las dietas veganas también se observan carencias en las vitaminas B12 y D. La primera solo se encuentra de forma natural en los alimentos de origen animal y su suplementación es necesaria a cualquier edad.

De este modo, aquellos niños que no tomen fórmulas que la incorporen han de hacerlo bajo suplementación, que deberá mantenerse en todas las etapas de la vida.

En el caso de la vitamina D, en ausencia de complementos, los niños y adolescentes veganos son particularmente vulnerables a presentar deficiencia de esta vitamina, por lo que necesitan mayor suplementación que la población en general.

Las dietas basadas en alimentos de origen animal, como carne, pescado, huevos o lácteos, también son ricas en ácidos grasos esenciales. El DHA y EPA son ácidos grasos poliinsaturados omega-3 que favorecen el correcto desarrollo y funcionamiento del sistema nerviosos central.

Si se observa una dieta vegana, cuando se finaliza la alimentación complementaria es importante garantizar su aporte, igualmente a través de la suplementación.

Comer de todo

Las dietas veganas y vegetarianas, al ser restrictivas, no están recomendadas durante la infancia y la adolescencia por el riesgo de presentar deficiencias nutricionales.

En cualquier caso, recuerdan los nutricionistas, estas dietas deben ser monitorizadas por un profesional de la salud, quien se encargará de especificar qué se debe suplementar y en qué cantidad.

Los médicos recalcan que, durante el crecimiento y el desarrollo, la dieta debe ser variada y equilibrada e incluir todos los grupos de alimentos.

En este sentido, la carne es un alimento que ofrece múltiples beneficios nutricionales con una amplia variedad de nutrientes de fácil asimilación.

Representa un papel clave en la alimentación, sobre todo si se acompaña de otros alimentos de origen animal, así como de frutas, verduras, cereales y legumbres, siempre en cantidades de consumo establecidas.

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